Me considero una fanática de la arquitectura del Oratorio San Jose.
Una réplica en América de la Basílica de San Pedro donde escucho
la misa en francés,
las cuales sigo por su secuencia lógica. Donde una vez al mes puedo rezar el Padre Nuestro en español, gracias al horario de ” en español el primer domingo de cada mes”.
En verano los jardines engalanan el complejo espacio y lo convierten en un ensueño de flores, mariposas, abejas y el canto de cuanto pajarillo habita en su arbolado entorno.
En invierno, el Oratorio se envuelve en ese manto blanco que acompaña los 4 meses que se toma el invierno en esta ciudad. No lo puedo negar, que hermoso se ve el Oratorio aun en invierno cuando se viste de nieve.
Hace frío en Montreal, hoy mientras me tomo un Cafe a la vainilla francesa, veo como cae la nieve en este coffee shop con vista al Oratorio San Jose.
Nos vemos mañana,