El transito en mi ciudad

Has notado el gran parecido entre el transito local y una visita a la jungla en la que vivía Tarzan? Digo vivía pues a estas alturas Tarzan debe de estar inscrito e el programa de viajes espaciales y en camino a Marte. Es que, si la jungla se parece tanto al caos del tránsito en esta ciudad… cualquiera en su sano juicio saldría huyendo.
Es que, si les cuento, aquí se ve de todo, a todos y de todas las formas posibles. He cambiado de teoría sobre las razones por las que los transportistas de autobuses, automóviles públicos, vehículos de todos los tamaños y estilos, manejan de la forma temeraria y altanera en que lo hacen. Mi última teoría, es la teoría de la selva. En la selva, como la de nuestro conocido Tarzan, todos luchan para demostrar su fuerza y jerarquía..basada también en la fuerza…pues hasta el animal más pequeño, incluso aquel que se arrastra por el suelo, tiene su lugar en esta lucha sin cuartel.
Nos encontramos en una selva de cemento, inundada de especímenes de todas las clases y tamaños, desde el veloz motor sin casco protector hasta el insolente autobús de transporte público que asume que es amo y Señor de las vidas que lleva en su autobús. Sin hablar del transporte privado, donde el auto más grande y lujoso es el que tiene más derechos tanto en la luz verde como amarilla … y ni hablar de la luz roja, porque los demás debemos de saber que a Él no le toca detenerse ante ninguna interrupción, en su trayecto raudo y veloz a donde quiera que se dirija.
La pregunta que nos hacemos ante esta realidad es, como actuar ante cualquiera de estos especímenes dueños de las calles de nuestra ciudad? Pues bien, las opciones son múltiples y sus efectos funcionan según su estado de ánimo del momento y la necesidad de llegar al destino final de su trayecto. Puede tomarse un té de tilo antes de salir al vecindario de Tarzan, cambiar la estación a radio clásica, mantener en el auto su sección favorita del periódico del día. Otra opción es mantener un libro de esos que sabe que nunca va a leer, cuando lo tiene en el auto y está en un gran embotellamiento… ese libro le parecerá muy atractivo.
En mi caso, siempre apurada en las actividades tanto de trabajo como de chofer oficial de mis niños, el tiempo siempre apremia. Nunca me he considerado una persona extremadamente paciente… y mis limites de tolerancia ante los animales selváticos en la ciudad son muy estrechos, así que he encontrado otras maneras de desahogar mi indignación con el transito. Usted puede encontrarse mis desahogos un poco infantiles e inmaduros, pero al ver la cara de los rinocerontes y jabalíes que manejan con sus coches y autobuses, le aseguro que se sentirá mucho mejor. Mi hija empezó construyéndome un cartoncito con el hexágono de “PARE” que lo utilizaba en los momentos que tenia a una serpiente tratando de violar mi derecho al paso en una intersección donde tengo preferencias. Más adelante lo hicimos un poco más grande, ahora dice : aprenda a leer…dice “PARE”, todo en un hexágono rojo bermellón y con las letras en blanco. Que si funciona? bueno, les aseguro que el animal en cuestión se detendrá.. Ahora bien, no permanezco mucho tiempo viendo su reacción, pues podría sorprenderse de la amplitud de vocabulario de algunos animales en esta selva de cemento.
Por lo demás, sea creativo, nosotros lo fuimos, ahora tenemos varios cartoncitos con paleta de helado con términos como: ” Aunque Ud. no lo crea, UD ESTA EN CONTRA-VIA”. Mi favorita sigue siendo aquella para los que andan con tanta prisa, que la luz roja del semáforo y la fila de autos no les impide tocar su bocina para que todos nos vayamos en rojo: ” si tenía tanta prisa…debió salir en el helicóptero y no en el auto”
No es que estos carteles para educar a los choferes del tránsito de esta selva “tarzanezca” funcionen, pero por lo menos, me ayudan a desahogar un poco la presión de manejar en la ciudad.
Disfruten su café. Nos vemos mañana.

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