El tiempo nos resultó poco para ver todo el jardín, es muy grande para verlo todo en una hora. Tuvimos la oportunidad de deleitarnos en el jardín Japones, jardín Chino y el jardín Francés. Puedo decir que la diferencia entre cada uno de ellos es impresionante con un elemento común, su gran belleza.
El jardín Chino, con toda su simbología, esculturas y sus bonsáis… requeriría de toda una tarde para verlo al detalle y comprender la riqueza de su diseño.
El jardín Japonés, con esa pureza, la sensación de movimiento y la paz que lo circunda necesitaria de una buena taza de te y un pensamiento para hacerle compañía.
El jardín de las Lilas, con sus flores, su colorido, sus pinceladas… nos recuerdan a Van Gogh con sus “lirios” y a Monet con sus “nenúfares”. Un lugar verdaderamente bello.
Tengo programada una nueva visita al Jardín Botánico. Un lugar para visitarlo en busca de inspiración, pasar una tarde amena rodeados de belleza, un grupo de amigos y una buena tasa de café. Pruben ese agradable coffee shop cerca de la puerta de salida.
Nos vemos mañana,
Teresa entre Flores